sábado, junio 16, 2007

Shh....

Siempre creí que aquello de que la piel habla, de que tiene su propio lenguaje, no era más que una metáfora muy gastada, sobada, casi barata. Un simple recurso literario que habla de un muy, pero muy pobre poeta.

Y lo sigo creyendo.

Pero esta tarde la escuché. Mientras mis músculos se contraían y mi cabellera danzaba en el aire, un grito estridente reventó en la pared de mi cuerpo, escuchándose con toda claridad en mi cabeza, sin provocar ni un susurro fuera de ella.

Sin que siquiera pensara en tí, mi piel gritó tu nombre.