domingo, septiembre 19, 2010

all apologies

me he pasado de la raya.

en las últimas semanas cometí excesos que afectaron a otros,
pero sobre todo, a mí.

Y tuve suerte: nadie me mandó al carajo.

supongo que deveras debo ser muy buena en ciertas cosas;
o quizá tengo un lado realmente adorable que algunos ven
y ponderan sobre mi negrura;

o quizá sigue siendo cierto eso que yo creía en mi juventud:
sí hay seres divinos organizando la existencia...
y yo soy uno de sus humanos favoritos.

Pero he abusado. Me he excedido.

por alguna razón que aun no me queda bien clara,
mi tolerancia -que regularmente es poca-
estuvo en su nivel más bajo.

Estuve susceptible, delicada, enojada;
siempre a dos segundos de estallar.
Y no acabo de entender por qué, pues,
al menos potencialmente,
no tenía razones para estar TAN enojada.

Yo soy una persona de palabras.
A pesar de mi neurosis, no soy una persona de golpes
ni de gritos, soy palabras.

Con ellas solía golpear -y lastimar- a la gente.

pero ahora, aunque yo tuve la razón
sobre todas las cosas que peleé,
si defiendo esa razón a garrotazos, deja de ser razón
y termino siendo un cavernícola con (buenos) argumentos.

Y varios de esos garrotazos acabé dándomelos yo misma.
Un dolor en mi abdomen duró tres días seguidos, por ejemplo.

he maltratado a personas que lo merecían, pero con excesos.
he relegado u omitido a personas que no lo merecían.

debo cerrar la boca y ponerme a escombrar -literalmente- mi cabeza.