miércoles, diciembre 20, 2006

la persistencia de la memoria

Es otro signo de envejecimiento.

Antes, cuando dejabas de ver a una persona por un mes, te parecía algo irreversible.

Dejarla de ver por un año entero significaba, prácticamente, no reconocerla al verla de nuevo.

Hoy, los recuerdos se fijan con adhesivo industrial y las emociones pierden peso y vigencia, pero no mueren. Ya no mueren.

con el tiempo te vuelves un acumulador inagotable de emociones caducas y momentos extintos.

viernes, diciembre 15, 2006

Lilith Reznor will have her revenge in México City

si lo que me dijeron hoy se concreta, esta miserable vida me estará enviando un mensaje claro:

va a empezar a pagarme, por fin, la enorme factura que tiene pendiente conmigo.

y no dudaré en cobrarle cada pequeña cosita que este dispuesta a pagarme.

viernes, diciembre 01, 2006

¿La dignidad o la vida?


Se acabó el sexenio. La alegría que hace seis años nos invadía por el fin del maximato priísta, terminó con una decepción peor que la de una esposa que se casó enamorada de un hombre amoroso y se divorcia de un simio alcohólico, golpeador y desempleado. Y nos cae encima la tristeza infinita de saber que vienen otros seis años de eso mismo, o aun peor.

Pero para mí, es el fin del sexenio mas complicado y tormentoso. El sexenio en el que empezó mi carrera y el mismo en el que se vió interrumpida estúpida y abruptamente, por las iniquidades del medio y por mis propios lastres. Se me acabó el sexenio y yo permanecí siempre fuera de todo: el complot contra AMLO, los video escándalos, los destapes de todas las cloacas políticas, la precampaña, las campañas, la elección, el conflicto postelectoral, el agarrón en la Cámara, la toma de posesión fake de AMLO, la quicky de Calderón; Oaxaca, Atenco, Marcos, las cumbres de mandatarios, los bombazos en el DF, los 400 pueblos; los SAPPOS en Tacuba, las Sociedades de Convivencia, la muerte de Wojtyla, el conflicto con Cuba, la enfermedad de Castro, los desafueros.... y yo, todo el tiempo fuera. Al margen de todo y de todos.
Grandioso el día que decidí renunciar a ese periodiquete de mierda que me explotaba y me trataba tan mal, grandioso el día que agarré mi dignidad y me la llevé a mi casa, porque con ella es con quien conviviría durante más de dos años; desempleada, relegada, marginada, sola, pero eso sí, con mucha dignidad.

Y cuando tuve la oportunidad de regresar, de estar dentro nuevamente, defendi una vez mas y a ultranza esa dignidad que siempre he defendido, no dejándome explotar ni pisotear por los jefes de ese otro periodiquete que, si bien no me daba todo el nombre de El Universal, me daba amplio margen para trabajar y mantenerme dentro, era una pequeña retonera donde resguardarme para no desaparecer del panorama, el pequeño aliento al que podía haberme aferrado para no caer en el limbo, este limbo maldito en el que hoy permanezco y que me hizo caer en una crisis nerviosa cuyas secuelas sigo viviendo.

Morí a pocos meses de haber nacido. Yo sé que estoy en coma, y quisiera pensar que algun día despertaré y volveré a vivir, pero para todos estoy más muerta que la muerte, y mis posibilidades de vivir son siempre limitadas por mis propios grilletes y por los privilegios de los que otros gozan y a los que yo jamás quise acceder, todo por no perder mi dignidad.

Habrá un chance para mi en este nuevo sexenio? Estaré dispuesta a regresar a la vida y dejar mi dignidad aqui, sobre esta plancha metálica sobre la que se posa mi talento aletargado, amodorrado, lastimado; seré capaz de abandonar aqui mismo esa enorme dignidad que tanto ha alimentado a mi ego pero que tan pocas cosas reales me ha dejado? Porque el mundo allá afuera no va a cambiar, seré yo quien tenga que colocarse en el rostro la máscara de la madurez, la armadura del cinismo y el sarcasmo y sobre la cabeza la peluca rubia de una puta dispuesta a todo por dinero.

Deyanira preguntó aquel dia, uno de aquellos gloriosos días en que yo era el tuerto en tierra de ciegos, "¿La dignidad o la vida?"

A lo que, sin dudar y automáticamente, respondí: "La vida".

Ya entregué la vida por salvar la dignidad. Ahora debo matar a la dignidad por recuperar mi vida.