martes, mayo 24, 2011

re-conocimiento

al final, Uno siempre termina volviendo a casa.

por más que se aventure a salir a otros mundos,
conocer otras latitudes, cielos, paraísos e infiernos,
Uno siempre acaba volviendo al propio.

y es que después de haber estado preso
por años pintando las paredes de la celda
retorciéndose en las esquinas, preguntándose
qué hizo tan mal para haber sido encerrado,

darse cuenta de que el celador vino hace años
a quitar el candado y dejarnos libres
pero de tanto revolverse en la celda,
de tantos universos creados dentro de ella,
Uno no se dio cuenta de que ya estaba abierta.

ergo, cuando Uno abre la puerta y sale
sin que nadie lo detenga y devuelva a la celda,
Uno quiere conocer todos los mundos posibles
revolcarse en los campos y en los fangos
de todos los países a los que el camino lo lleva.

aunque parezcan mundos tan ajenos
tan disímiles, tan discordantes
aunque a veces incluso sean aburridos;
pero son OTROS. son nuevos.

aunque sean esas tierras que Uno juró nunca pisar.

pero después de todos los viajes y andanzas
Uno siempre vuelve a su lugar.
Camina por senderos que, cree, lo llevarán
a otro de esos nuevos mundos,
y al llegar, mira de lejos su casa;

reconoce el lodo de sus pantanos, las ramas de sus árboles
todo empieza a volverse muy familiar.

al principio cree que se equivocó y caminó hacia atrás
pero luego Uno entiende que el mundo es redondo y,
a donde vaya, encontrará eventualmente su casa,
su propio mundo, su propio infierno, su propio reflejo.

resignado, Uno sonríe al llegar.