jueves, enero 21, 2010

paradox

Me acerco a mí misma, alejándome de todo lo que soy.

Me condenso en mi esencia haciendo lo que nunca hice
contraviniendo mis posturas
contradiciendo mis sentencias.

Me consumo en mi antagonismo
me reafirmo en lo que me es adverso
me confirmo en mi antítesis
me nomino en la antonimia.

Me disfrazo de lo que nunca seré
pero no me desconozco
concentro mi desquiciado ser
en un cubo de Rubick.

Pruebo lo que nunca me apeteció
transgredo mis propios códigos
violo mis propias normas
camino contra mi propia corriente.

Y es que, al hacer todo lo que siempre rehusé
trans-formándome en lo que nunca fui
moldeándome en una figura que siempre me fue ajena,
me enamoro de mí misma.

Me reciclo, me reconstruyo,
transfusión de mi propia sangre;
me recuerdo quién y qué soy
al demostrarme que soy capaz de entrar al mundo y parecer humano,

sin dejar de ser el mismo monstruo de siempre.

domingo, enero 03, 2010

2009

Por fin terminó el maldito año.

El año de la crisis más severa desde la gran depresión,
el año en que fuimos víctimas de todo tipo de erizes.

2009 me azotó, me flageló,
me abofeteó incesantemente
con el guante de la realidad.

Debutó con la pérdida de mi mal amigo.
El mundo se despobló cuando él se fue.
No quedó un alma a mi alrededor: cuando él me dejó,
mi ser quedó completamente solo. Huérfano.

La incongruencia sumada a mi desidia
me hizo perder otro buen empleo.

Encontré a una versión masculina de Claudia a los 20 años
y mis vicios le sirvieron de coartada para dejarme,
justificando su miedo y sus inconsistencias.

El arcano que me rescató en su carroza mágica
de la depresión que seguiría a ese rompimiento,
dejó ver su condición de ilusionista
al crearme un universo que no existía.

Cuando decidí hacer uso del tan mexicano amiguismo
(pese a que lo odio) para conseguir un empleo,
ni así lo obtuve.
(Aunque aquí debo acotar que, a propósito de esa chamba,
sucedieron dos cosas positivas: me dieron otra que, al menos,
me permitió sobrevivir los últimos meses del año, y conocí
a la mujer que obtuvo el empleo que yo quería.
Encontré una gran, gran amiga).

Los dioses me sorprendieron con un nuevo regalo:
un hermoso e irresistiblemente seductor atajo
para escaparme de la realidad
cuando Eisenheim se esfumó.
Un oasis a medio desierto
cuando la sed amenazaba con matarme;
era imposible no sucumbir ante él.

Pero era sólo eso: un espejismo.
Era tan difícil de creer, que cuando lo creí,
me costó el doble aceptar que no existía.

Y... bueh. 2009 también me dejó nuevos y grandes amigos,
reforzó los lazos con algunos ya conocidos
y hubo mucho, pero mucho Kinky.

La estructura familiar se agrietó.
Algunos de los más queridos cometieron traición,
decepcionándome profunda, dolorosamente.


Pero lo que no te mata te hace más fuerte.
Y aun tengo pulso.
Creo.