jueves, septiembre 11, 2014

Jeudi

Haces falta esta noche, en esta cama, en esta almohada que, aprehensiva, no quiere soltarle tu sudor al aire para que no se lleve consigo tu aroma, tus humores, tu química prófuga que, cínica y hedonista, busca a la mía para diluirse con ella.

Hacen falta tus piernas de gladiador enredadas con las mías para quitarles el frío;
la derecha posada en perfecto encaje sobre mi cintura para darle descanso;
tu brazo izquierdo como mi almohada y tus pectorales coqueteando con mis deseos suicidas...

Haces falta en esta noche de jueves para restarle al mundo toda su importancia, como irrelevante es que tu ausencia sea atribuible a otro cuerpo... Nadie podría, como yo, crear contigo un efervescente y explosivo sueño lúcido.

No importa dónde estás o lo que haces... lo triste es que no estás.

martes, septiembre 09, 2014

Cirrostratus

Mi nuevo lugar favorito es ese ejército de vellos que nació en medio de tus senos para -ingenuo- defender tu pecho de las agresiones.

Ese aromático y suave nido que desde el primer día se me ofreció como refugio, y que se transforma en la más delicada nube al instante en que caigo dormida sobre él;
generoso cirrostratus que me sirve de nave para viajar al mundo onírico y -ojalá- para mi viaje definitivo al centro de la Tierra.

lunes, septiembre 01, 2014

No strings attached

No quiero poseerte.
No quiero guardarte en el cajón de mis pertenencias;
no quiero mancillarte con la espesa brea de mis inseguridades;
no quiero esconderte del mundo ni tatuarte mi nombre en la muñeca, ni en el dedo anular, como un símbolo de pertenencia.
No quiero que seas mío porque no quiero perderte.
Quiero sentir la certeza de que nada podrá arrebatarte de mí,  simplemente porque no te tengo.
Lo que quiero es seguir contemplándote desde mi balcón, sin ir a la guerra, sin pelear con nadie por ti; sólo verte, leerte, saberte y serenarme con el alivio de tu estar;
sin esperar que seas tú quien me salve de mí misma o que sutures mi mutilada alma;
sólo respirar profundo con la serenidad de saber que en el mundo está otra parte de mí que no soy yo, que no está en mi cuerpo, que está hecha de la misma materia que yo pero que no morirá conmigo;
sólo diluir todos los fluidos de mi cuerpo en el recuerdo de las anacrónicas noches que pasé contigo y en las que pude materializar esta infatuación;
recordar y girar y caer en espiral con la certeza de que nosotros los monstruos no podemos vivir por siempre, pero sí transmutar y existir en la sangre de otros de nuestra misma condición.
Sólo quiero nadar desnuda en las heladas aguas de tus neuronas, y alimentarme del tibio flujo de tus venas. Sólo eso.