miércoles, abril 19, 2006

Re

Tu recuerdo y yo hemos convivido tanto, que hemos formado una complicidad casi maliciosa, pero tan confortante, que nos da la seguridad de que regresarás por ese mismo camino que tu remordimiento labró; caminarás sobre tus huellas en una via que crees recta pero que es maravillosamente circular, arado con el tridente de tu soledad, fertilizado con tu debilidad y tu miedo, y adoquinado con cada palabra que se resbala de mis labios cuando miro tus ojos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre he tenido curiosidad por saber como es que la mente femenina puede describir con mayor pasión la belleza y la desesperanza. Quiero pensar que por ser una mente más abierta a la idealización, también puede ser cruda al momento de reflexionar sobre aquello que no tiene control en su vida, y por supuesto, como aprender a dejarlo ir con la misma rendición a como las mujeres se separan de sus hijos.
Que puedo decir, si tan solo fuera la mitad de bueno a como eres tu para masticar ideas y dejar que se resbalen por mis dedos sobre todo el tecleado, me atrevería a considerarme un escritor, pero apenas me considero un escribano. Lo tuyo no viene de una musa, viene del alma. Un alma retorcida a base de los golpes con los que ha tenido que rodar. Mi envidia tienen tus letras. No por la manera en la que escribe sino por el lugar de donde vienen. Eres un angel enojado y vistiendo el alma por fuera.
Abrazo.