Me colocaba frente al desagüe del lavadero,
en cuclillas,
y conversaba con el mamífero que por ahi se asomaba.
No tengo la más remota idea de qué diablos pensaba,
pero conociéndome,
supongo que me parecía una criaturita del señor como cualquier otra.
Digna, por tanto, de atención y afecto,
igual que el resto de las inmundas, fétidas y grises criaturas del señor.
Siempre hice víctima de mi conversación a cuanto ser tuviera orejas.
Siempre tuve afección por los seres rechazados,
tradicionalmente discriminados, repudiados,
proscritos.
Hay vicios que nunca se quitan.
3 comentarios:
Uh, de seguro yo te encantaría... jeje
Órale, ahora entiendo por qué te caigo tan bien.
pues ve a Oceanica, ahí dicen que son bien perrones y ademásssssss estás en la pura ondaaa con publicitas, cineastas, escritores, músicos, funcionarios públicos y uno que otro inadaptado social que dizque tiene una licenciatura en algo que seguro es aburrido y por eso se volvió adictazo...
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